1.   No hago las cosas a medias porque sé que si lo hago entonces sólo puedo esperar tener resultados a medias.

No puedes esperar conseguir grandes resultados limitándote a hacer lo básico. No puedes lograr grandes cosas pasando de puntillas por la vida. Jordan lo aclara aún más: «¿Qué es el amor? El amor es jugar cada partido como si fuese el último». Y nosotros añadiríamos: y cada entrenamiento que haces, y cada reunión a la que asistes, y cada negociación en la que estás inmerso, y cada artículo que escribes, y cada conferencia que das, y cada persona a la que atiendes. Amar la vida es amar lo que haces, y sólo hay una forma de amor verdadero: dándolo todo. Otra cosa no es amor, sólo sucedáneos. En Innormal, el poeta Carlos Miguel Cortés escribe:

Quizás el truco sea entregarse como si nunca fuera a doler.

A la vida, al amor, al sexo, a la poesía, incluso entrégate a ti mismo. Como si fueran a prohibirlo todo mañana.

 

2.   A veces, las cosas no pueden ir a tu manera, pero el esfuerzo debe estar allí cada noche.

Si das lo mejor de ti mismo nadie podrá reprocharte nada. En el corto plazo puede que no haya resultados, pero si uno continúa de manera consistente con esa actitud, los resultados acabarán llegando a medio y largo plazo. Otro deportista, el jugador de béisbol Derek Jeter, se une también a este planteamiento: «Puede que haya gente con más talento que pero no hay excusas para que nadie trabaje más duro que tú». El éxito es trabajo constante e inteligente en una determinada dirección sin venirse abajo durante el trayecto. Y si uno aguanta con esa mentalidad, las cosas acaban funcionando razonablemente bien. Dicho de manera breve: insistir, persistir, resistir y no desistir. El problema de la mayoría de la gente es que no es constante o abandona demasiado pronto.

3.   Para aprender a triunfar antes debes aprender a fracasar.

Jordan lo explica con estas palabras: «He fallado más de nueve mil lanzamientos en mi carrera. He perdido casi trescientos partidos. En 26 ocasiones se me ha confiado el último lanzamiento para ganar el partido y lo he fallado. He fallado una y otra vez en mi vida y ésa es la razón por la que he tenido éxito». No existe otro camino: quien evita el fracaso está evitando el éxito. Y para ello hay que evitar pensar demasiado, ya que de otro modo lo más seguro es que uno no haga nada. El deportista añade: «Nunca he mirado las consecuencias de fallar un gran tiro. Cuando piensas en las consecuencias siempre piensas en un resultado negativo». La mente es así de traicionera. Hay que pensar lo justo y luego actuar. Siempre existen demasiadas incertidumbres, dudas y miedos. Tus angustias no desaparecerán jamás por completo. El truco consiste en tirarse a la piscina sin más.

 

4.    Puedo aceptar el fracaso, todo el mundo ha fracasado en algo. Pero no puedo aceptar no intentarlo.

Eso tiene un nombre y se llama cobardía; y la cobardía es el principal obstáculo a vencer por todos, porque el miedo siempre asoma por el horizonte. Sin valentía no ocurre nada excepcional. «Los que aman, no hacen pie», escribe Uberto Stábile. Nadie (demasiado) prudente ha logrado algo (demasiado) grande. Quien mide demasiado, sólo se mueve por el perímetro delimitado por la rutina y la comodidad. Es una opción, pero no suele dejar buen sabor de boca. Todos tenemos dos vidas: la vida que vivimos y la vida que llevamos dentro. La segunda —que es la única


verdadera— es siempre el resultado de la valentía y el coraje. O das el paso o vives a medias. Y vivir a medias es medio vivir. Todos, en lo más profundo de nosotros sabemos que tenemos un potencial mayor, y dejarlo latente suele doler.

5.   Debes esperar cosas de ti mismo antes de que las puedas hacer.

William Walker Atkinson, en su libro Psicología del éxito (ELA, 2010), escribe:

«La cualidad más marcada en los grandes hombres, en todos y en cada uno de los campos de actividad, es la fe y la confianza en sí mismos». Pocas cosas influyen tanto en nuestro comportamiento como la creencia sobre nuestra capacidad para hacer algo. Creer que uno puede hacer algo impulsa a ir a por ello —aunque no se tengan inicialmente los conocimientos y las habilidades necesarias— y creer que uno no puede hacer algo hace que te quedes en el mismo sitio que estás. Las posibilidades siempre existen para el que cree. No es una simple opinión, lo confirman los hechos. Todo lo que vemos en el mundo físico ha sido creado por el ser humano: los rascacielos, los aviones privados, los móviles, los portátiles, las catedrales, ¿seguimos? Y es así, porque alguien lo imaginó, lo creyó, lo trabajó y no desistió, y habitualmente nadando a contra corriente de la opinión mayoritaria.


6.     El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos.

Paolo Maldini fue una de las leyendas del fútbol mundial. Perteneció al histórico AC Milán que gobernó Europa de manera contundente a finales de los ochenta y principios de los noventa, capitaneado por el visionario Arrigo Sacchi. En 2009 el jugador rossonero colgaba las botas con cuarenta y un años. Con ocasión del evento, un periodista le preguntaba:

—¿Qué le ha enseñado el fútbol? La respuesta es de ganador:

—Que si sólo piensas en ti mismo, y no en los demás, nunca alcanzas objetivos. Con una respuesta así sobran comentarios. Inteligencia es saber que uno solo no puede llegar a ninguna cima elevada. Por eso, trabajar en equipo implica generosidad, humildad y lealtad hacia el resto de personas. ¿Lo peor? El egoísmo individualista, sobre todo, cuando llega la gloria. Michael Jordan decía: «El éxito

vuelve a convertir el nosotros en yo».

 

7.   Paso a paso. No concibo ninguna otra manera para lograr las cosas.

Éste es uno de los consejos más difíciles de asumir para la mayoría de la gente: saber que las cosas llevan su tiempo con independencia del talento y el esfuerzo. Por eso, es imprescindible estar dispuesto a comprometerse y ser disciplinado a medio y largo plazo. La gratificación inmediata es demasiado seductora para el gran público, y así es difícil consolidar nada. El éxito es la suma de dos cosas: constancia y paciencia. La constancia consiste en hacer algo todos los días que te conduzca a tu


objetivo. En la fábula, la tortuga le gana la carrera a la liebre, a pesar de que esta última era más rápida. Su mayor virtud: el paso constante. La paciencia consiste en saber esperar sin desesperarse. El cambio es un proceso gradual que va de menos a más. Por ejemplo, la gente no ahorra porque cree que es muy poco lo que puede ahorrar. Lo que no se dan cuentan es de que ése poco sumado a lo largo del tiempo acaba haciendo una gran diferencia con el paso del tiempo. Si una persona invirtiese sólo 100 euros al mes, desde los veinte a los sesenta y cinco años, con una tasa de rentabilidad anual del 10 por ciento, al retirarse tendría 1.118.000 euros. Como dice Warren Buffett, inversor de referencia: «No intento saltar vallas de dos metros; busco a mi alrededor escalones de centímetros por los que pueda pasar por encima».

PACIENCIA

 

8.   La autenticidad consiste en ser fiel a quien eres incluso cuando todos los que te rodean quieren que seas otra persona.

Pasa olímpicamente de los espectadores. Tienes que proteger tu individualidad. La gente promueve la uniformidad porque no soporta la diferencia. Todos creemos estar en posesión de la verdad, y cuando otros piensan y actúan de manera distinta, en lugar de respetar, atacamos. Clavo que sobresale, martillazo que recibe. Es ley de vida, acostúmbrate a ello. Dale Carnegie señalaba: «En lugar de preocuparte por lo que la gente dice de ti, ¿por qué no pasar el tiempo tratando de lograr algo que vas a admirar?». No puedes gustar a todos. Si destacas te van a llover palos. Las personalidades singulares, aquellas que tienen una sólida marca personal y dejan huella, son personas que se mueven en los extremos. A quien gustas, te sigue; a quien no gustas, se aparta y te critica. Si eres fiel a ti mismo siempre vas a defraudar a alguien. No cedas y gestiona las críticas para que no te afecten. Luego, continúa tu camino.

AUTENTICIDAD

9.    Cuando era joven tuve que aprender los fundamentos del baloncesto. Puedes tener toda la habilidad física del mundo, pero aun así tienes que aprender los fundamentos.

El éxito en cualquier disciplina —ventas, hablar en público, escritura o cualquier otra— está en los fundamentos, que constituyen el principio, la base y la realidad de donde emana todo lo demás. Tanto si queremos mejorar nuestra salud, riqueza o éxito personal, todo ello se resume en conocer, estudiar y aplicar los fundamentos. Y los fundamentos son media docena de cosas. Por ejemplo, para que un agricultor pueda recoger una cosecha espléndida, debe concentrarse en media docena de cosas: el suelo, el agua, el sol, las semillas, los abonos y el cuidado de las plantas. Todos los elementos son de igual importancia, porque sólo si se dan en su totalidad, el agricultor conseguirá una buena cosecha. ¿Y cuáles son los fundamentos en el mundo de la empresa? Aportar valor (para satisfacer una necesidad del mercado),


un modelo de negocio (para vender y ganar dinero), networking (para construir relaciones sólidas y duraderas), equipo (para llegar lejos), liderazgo (para movilizar a la gente) y apalancamiento (para crecer y expandirse).

 

10.   Sólo juega. Diviértete. Disfruta el partido.

«Divertirse es importante, divertirse es bueno», nos recuerda Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn. No podemos esperar a que acabe la jornada de trabajo para empezar a disfrutar de la vida. Eso es perderse muchos momentos. Hay que intentar disfrutar de cada situación, tanto en horas de ocio como de negocio. El escritor François René de Chateaubriand decía: «Un maestro en el arte de vivir no hace aguda distinción entre su trabajo y su juego, su labor y su placer, su mente y su cuerpo, su educación y su entretenimiento. Difícilmente sabe cuál es cuál. Simplemente persigue su visión de la excelencia en lo que sea que haga y deja que los demás determinen si está trabajando o jugando. Para él mismo, siempre parece estar haciendo ambas cosas». La alegría es una actitud, una forma de ser, y aunque no siempre es posible tener un tono vital alto, ésa debería ser nuestra filosofía de vida. La mejor de las posibles opciones.