La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito. Si una persona perdiera la confianza en sí misma, tendría al universo en contra. En la confianza en uno mismo están comprendidas todas las virtudes.
Todo empieza por ahí, por creer en uno mismo, porque esa fe desencadena una serie de consecuencias que propician la culminación de aquello que deseamos.
Ralph Waldo Emerson (1803-1882) fue un escritor, filósofo y poeta estadounidense. Fue a la Universidad de Harvard y con posterioridad estudió Teología y se ordenó sacerdote en 1829. Un año después abandonaría la carrera eclesiástica y se trasladaría a Europa, por donde estaría viajando hasta que, en 1834, regresó a su país. Naturaleza (1836) fue su primer libro de ensayos publicado, donde desarrolla su teoría del trascendentalismo, en la que resalta aspectos como el individualismo intelectual, el espíritu crítico o el conocimiento intuitivo. Ralph Waldo Emerson fue un influyente intelectual en su época. Entre sus otras obras también destacan: Confianza en uno mismo y Ensayos.
1. La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito. Si una persona perdiera la confianza en sí misma, tendría al universo en contra. En la confianza en uno mismo están comprendidas todas las virtudes.
Todo empieza por ahí, por creer en uno mismo, porque esa fe desencadena una serie de consecuencias que propician la culminación de aquello que deseamos. El propio Emerson apuntaba: «Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior». Hay que acceder a esa fuerza interior que todos tenemos, de otro modo, es complicado alcanzar cimas altas. Tenemos en nuestro interior recursos insospechados, sólo hay que aprender a liberarlos.
2. Carácter firme es aquel que puede pasar sin éxitos.
Para el triunfo todos estamos preparados, pero las grandes gestas se forjan en los momentos de adversidad. Un mar en calma nunca hizo a un marinero experto. Los buenos líderes se precisan en los momentos difíciles porque en los buenos momentos todos los líderes son excelentes. Todas las personas que han conquistado cotas reseñables son personas que han soportado estoicamente infinitas vicisitudes. El propio Emerson escribía: «No conozco don más indiscutible que el de la tenacidad de propósito, que, a través de todos los reveses, jamás cambia, impávida en los buenos y malos pasos, venciendo toda oposición hasta llegar al puerto». Eso es el carácter, mantener una actitud de serenidad cuando la tormenta asoma, sin dejarse vencer por ella.
3. Sin ambición no se empieza nada. Sin trabajo no se termina nada.
Todo el mundo tiene ambiciones, pero muchos menos tienen voluntad. Mucha gente empieza con mucha fuerza, pero en seguida empieza a flaquear y se viene abajo cuando los resultados no llegan. La ambición por lograr cosas es necesaria, nos arrastra a ponernos en marcha, pero lo que realmente permite materializar sueños en realidades son los hábitos adquiridos gracias a la fuerza de la disciplina diaria. Albert Einstein precisaba: «Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad».
4. No ha aprendido las lecciones de la vida quien diariamente no ha vencido algún temor.
Crecer y evolucionar es ir superando miedos, uno tras otro. Tienes éxito cada vez que vences algún temor; cada vez que lo afrontas y no te dejas bloquear por él. No tengas miedo al miedo, ten miedo a la cobardía, a no atreverte. Superar miedos es vivir cada día mejor. Cada miedo que afrontas, te hace sentir más fuerte, aumenta tu autoestima; y a mayor autoestima, mayores recursos para afrontar retos y mayores probabilidades de ganancias altas.
5. Meditar al atardecer, mirando las estrellas y acariciando a tu perro, es un remedio infalible para la vida.
Si tienes éxito «exterior», pero no tienes éxito «interior», nunca estarás satisfecho. Antes o después se acaba produciendo una vuelta a la espiritualidad en busca de la paz con uno mismo. No somos seres materiales con una vida espiritual, sino seres espirituales con una vida material. Cada persona pasa alguna vez por situaciones de desesperación en las que parece que nada tiene sentido, cuando todos nos preguntamos si el rumbo de nuestra vida es el acertado. Son momentos en los que uno necesita y busca «reconectarse» con la vida. Siempre estamos conectados, pero ese vínculo puede estar oxidado, y lo que hay que hacer es limpiarlo. Tomar distancia de la realidad inmediata (las prisas y los ruidos son grandes enemigos) nos ayuda en esa labor, y el contacto con la naturaleza (con el mar, la montaña, los animales) siempre es una opción interesante para escucharse a uno mismo.
6. Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la belleza, debemos llevarla con nosotros para poder hallarla.
«Lo único que encontrarás en la cima de la montaña —dice un proverbio zen— es lo que tú mismo lleves allí.» Creemos que el mundo exterior es algo que ocurre fuera de nosotros, pero ¿y si fuese al revés? ¿Y si la realidad no fuese otra cosa que una proyección de nuestro mundo interior? A veces esto no es fácil de entender y mucho menos de aceptar, pero el cambio siempre se produce desde el interior. «Quien mira hacia fuera, sueña; quien mira hacia dentro, despierta», afirmaba Carl Gustav Jung. Tu vida por fuera tiene mucho que ver con el aprecio que te tienes a ti mismo. La abundancia de cualquier tipo (relaciones, amor o dinero), más que algo que conseguimos, es algo con lo que sintonizamos, nace de dentro de cada persona.
7. El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad.
El éxito en la vida consiste en alcanzar un equilibrio razonable entre estar integrados en la sociedad y no perder nuestra esencia, nuestra autenticidad, nuestra independencia. No son muchos los que lo consiguen, porque, como también apuntase Emerson: «En todas partes, la sociedad conspira contra la hombría de sus miembros. La virtud más exigida es la conformidad. Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía». El verdadero triunfo reside en mantener la independencia sin aislarse, haciéndose respetar y no dejándose anular por la masa.
8. Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido, aprendo de él.
De cualquier ser humano puede aprenderse algo bueno, pero debemos estar dispuestos a apreciarlo. Y para ello es esencial poner en práctica la virtud de la humildad, que no es otra cosa que la actitud de apertura, el reconocimiento de que aquello que no sabemos supera por goleada a lo que sabemos. El orgullo y la soberbia nos encierran en nosotros mismos, y una mente que sólo se nutre de sí misma acaba empobreciéndose. Cualquier persona tiene mucho que aportar en alguna parcela de la vida. Si tenemos la humildad suficiente para acercamos a su sabiduría y permitirle que la exprese, gozaremos de una oportunidad de seguir creciendo.
9. En muchas ocasiones, la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida.
Cada uno debe seguir su propio camino, pero tener modelos de referencia en los que inspirarse ayuda mucho a encontrar respuestas. Muchas veces, una frase, una reflexión o un pensamiento pueden encender la chispa interior que haga desplegar todo el potencial que una persona lleva dentro. Ya lo decía Roderick Haig-Brown:
«Unas cuantas hojas de papel, cubiertas de signos y cosidas entre sí, pueden expresar pensamientos, sentimientos, emociones e incluso la ilusión de la vida misma». Sumergirse en los libros siempre produce rendimientos. Practicar el hábito de la lectura debería estar en la dieta semanal de cualquier persona.
10. Saber que una vida ha transcurrido más fácilmente porque tú has vivido. Eso es haber triunfado.
El ser humano tiene tres tipos de motivaciones: una motivación «extrínseca» (dinero), una motivación «intrínseca» (crecimiento y aprendizaje) y también una motivación «trascendente» (necesita sentir que contribuye a alguna causa). Esta última motivación es la que más satisfacción produce, la que da sentido a la vida, la que permite autorrealizarse. Si tu único fin es ganar dinero, nunca estarás satisfecho. El dinero es medio, nunca fin; un buen siervo, pero un mal amo. Emerson lo tenía claro: «Sin un corazón rico, la riqueza es un espantoso pordiosero».